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A través de elegir los ejercicios adecuados podemos dar más énfasis a una zona u otra, o a un músculo más que a otro, pero nunca conseguiremos aislar a un vientre muscular en concreto.

La zona superior del recto del abdomen es la más sinergista, es decir, interviene siempre que trabajamos la zona abdominal, por el contrario, la zona inferior del abdomen, se ve muy poco solicitada.

Según estas conclusiones es lógico empezar a trabajar por aquellas zonas que menos trabajan o intervienen, y dejar para la parte final las zonas más sinergistas, que son las que siempre van a estar presentes.

El orden de trabajo deberá ser entonces el siguiente:

1)Zona inferior del recto del abdomen.
2)Oblicuos.
3)Zona superior del recto del abdomen.

Al principio de la sesión de entrenamiento deberemos dar más énfasis a la zona inferior y a medida que vamos eligiendo otros ejercicios dar más protagonismo a la zona superior.

Si lo hacemos al contrario y empezamos con ejercicios para la zona superior, cuando intentemos involucrar al resto de la musculatura la zona superior estará agotada y no será capaz de realizar su función de fijación y estabilización, con lo cual la técnica del ejercicio se verá afectada y no localizaremos el trabajo en el músculo deseado, transmitiendo esfuerzos y sobrecargas a otras zonas del tronco como la zona lumbar o cervical, lo cual puede provocar lesiones.

Pese a todo, y para añadir variedad al entrenamiento, algún día de tu rutina de abdomen (por ejemplo cada 3 entrenamientos) puedes cambiar el orden de los ejercicios, esto les sorprendera.